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SALIMOS EL DÍA 28 de Agosto salida desde Camping hora 8:30 para mayores,no es competitivo, será divertido no importa tu forma física nos adaptamos a ella para mas información LLámame:

PONTE EN FORMA HACIENDO PILATES

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jueves, 4 de octubre de 2001

miércoles, 1 de agosto de 2001

JORNADA DE LA BICICLETA NAVALAFUENTE 2010

JORNAS DE LA BICICLETA 2010

Otro año más hemos participado en la jornada de la bicivcleta en Navalafuente 2010 , este año hemos estado con Bea y David ayudando a que todo salga lo mejor posible y creo que así ha sido.
Este año se ha realizado dos etapas:
ETAPA 1 : 10 Km. en trazado círcular por pista en buen estado. Desnivel 120m - Dificultad baja - Tiempo aprox. 40 min. (alrededores de Bustarviejo y Navalafuente)
ETAPA 2 : 15 km. en trazado lineal en buen estado con un pequeño sendero algo técnico. Desnivel 60m - Dificultad media/baja - Tiempo aprox. 1h (antiguo camino de Cabanillas y parte de la Ruta del Toro).
Hemos conseguido un nuevo record de participantes frente al año pasado esto significa que no no nos podemos dormir para el año próximo.

En la primera Etapa donde era "casi llana" claro que quitando alguna cuesta al principio, todo fue genial , menos para Ana una participante que se descuidóen un momento donde había mucha tierra y clar con eso que no tenemos playa pues quiso ponerse de rodillas , pero nada todo fue un raspón y como una profesional , con herida incluido en la pierna daba pedales como una campeona. Una vez que completamos los 10km, un pequeño grupo de 5 personas se nos retiró pero claro que no fue por el cansancio sino como dice el refrán " tira mas un mercadillo que ......un recorrido en bici"
En la segunda etapa que empezaba en el mismo lugar que empezamos un pequeñín , Gonzalo , se nos unió al grupo , un recorrido de 15 km algo mas suave pero con alguna cuesta no pronunciada pero si larga, eterna para algunos e interminables para otros , pero el resultado es que todos hasta el mas benjamín consiguieron subirlo.
Los mas jóvenes del grupo tenían mucha ganas de marcha si marcha se recorrer millas y rápido , eso es la esencia de la juventud .
Ha sido un día que nos ha gustado a todos desde los mas jóvenes hasta los más veteranos, donde hemos sabido combinar juventud y veteranía , gracias a Bea, David , Jorge , Manu y yo mismo .
En definitiva a todos los que hemos estados ya que todos hemos puesto algo de nuestra parte pues de vez en cuando nos hemos animado unos a otros.

sábado, 16 de junio de 2001

PEÑALARA





LOS PRIMEROS PREPARATIVOS













¡ UN PINCHITO POR FAVOR!














QUE RICO ESTÁ LO QUE ME PREPARA MAMÁ















BUENO, HASTA AQUÍ HE LLEGADO













LA LAGUNA DE PEÑALARA















¡DONDE NOS LLEVARÁ !
PARECEMOS CABRAS, DE ROCA EN ROCA









AHHHH ! MIRA SI HAY UN REFUGIO

















AL FONDO LA BOLA DEL MUNDO CON LAS PISTAS DE ESQUÍ SIN NIEVE
















ESTE TÍO SE HA EMPEÑADO EN TOCAR LA NIEVE Y ¡ UHFF!, COMO TIRAN LAS PIERNAS








POR FIN LA NIEVE QUE VEÍAMOS DESDE ABAJO
¿VÉIS COMO OS DIJE QUE LA TOCARÍAMOS?
















ME VOY A METER UN BOCATA QUE NO ME LO CREO NI YO











BUENO MIENTRAS SE TOMAN EL CAFÉ Y DESCANSAN UN POQUITO POR LO BIEN QUE LO HAN HECHO , SUBIRÉ HASTA EL PUNTO MAS ALTO


















QUE BONITAS VISTAS














MERECE LA PENA


















BUENO YA TOCA LA MERIENDA Y NOS HEMOS PORTADO DE MARAVILLA














POR FIN ESTAMOS EN EL PRINCIPIO UN DÍA FABULOSO ALGO, CANSINO PERO CON ESFUERZO, LO HEMOS CONSEGUIDO.
T O D O S











GRACIAS POR ESTE DÍA , ESPERO QUE A PESAR DEL ESFUERZO REALIZADO ESTEMOS CONTENTOS Y LLENOS DE ALEGRÍA







¡ GENIAL !
EL LLANERO SOLITARIO





































miércoles, 10 de enero de 2001

HURACANES TORNADOS E INUNDACIONES

Actuación en accidentes y catástrofes
Preparación para las catástrofes naturales
Existen poblaciones que se encuentran asentadas en lugares propensos a determinados tipos de catástrofes como terremotos, huracanes, tornados o inundaciones, que suceden periódicamente. En ocasiones las catástrofes se pueden predecir con cierta antelación, como el caso de los huracanes, otros, como los terremotos, son hoy día absolutamente impredecibles.
Por otra parte, dado el cambio climático al que estamos sometiendo al planeta, regiones en las no sucedían este tipo de fenómenos pueden verse sometidas ahora a inundaciones, largos periodos de sequía o a olas de frío polar que dejan a pueblos incomunicados durante varios días. Por esta razón es importante estar preparado para afrontar cualquier tipo de contingencia en nuestro hogar.
Si vivimos en zonas expuestas debemos preocuparnos por conocer las recomendaciones de Protección Civil o del Ayuntamiento para afrontar estas situaciones, estar atento a los partes meteorológicos y seguir las recomendaciones que den por la radio o la televisión. Si tenemos que evacuar la zona seguiremos las instrucciones que den las autoridades.
Todos los miembros de la familia deberían saber cómo cortar la electricidad, el agua y el gas, además del modo de uso de los extintores, cuyo correcto estado se comprobará periódicamente. Nos proveeremos de un botiquín en el que, además de los útiles habituales, incluiremos los medicamentos específicos para los miembros de la familia que los necesiten. Los revisaremos también periódicamente para sustituir los medicamentos caducados y el material agotado.
Hay que procurarse también una reserva de agua y de alimentos que no necesiten frío y puedan consumirse sin calentarlos. También una radio con pilas de repuesto, una linterna (si usa el mismo tipo de pilas, mejor), mantas, papel higiénico, una bacinilla o un cubo donde poder hacer las necesidades en caso de urgencia. Una reserva de gasolina evitaría perder tiempo llenando el depósito del automóvil en caso de tener que evacuar con urgencia.
Actuación en accidentes y catástrofes II:
Huracanes
Huracanes
Los huracanes, también llamados tifones o ciclones, se gestan en el mar, normalmente a finales del verano, y comienzan a girar a unas velocidades que pueden llegar a los 300 km/h mientras se desplazan en dirección al polo a velocidades de hasta 50 km/h en el mar y unos 15 km/h cuando alcanzan tierra. En cuanto a las dimensiones, el centro u ojo del huracán suele tener entre 6 y 50 km. el diámetro puede llegar a los 500 km.
La llegada del huracán puede ser prevista por los servicios meteorológicos con más de 24 h. de antelación, por lo cual podemos prepararnos para afrontarlo.
Medidas:
  • El lugar más peligroso es la costa, así que si podemos nos mantendremos alejados de ella.
  • Si vivimos en una zona propensa a estos fenómenos meteorológicos tendremos preparadas una serie de tablas que nos permitan tapiar las ventanas si es necesario
  • Eliminaremos de nuestro jardín, finca, ventanas, etc. todo tipo de objetos: macetas, herramientas, juguetes, adornos, que puedan ser arrastrados por el viento
  • Permaneceremos en nuestra casa si es lo suficientemente sólida. El sótano o bajo la escalera suelen ser los lugares más seguros.
  • El interior de los vehículos no suele ser demasiado seguro, es preferible esconderse debajo de estos.
  • Si estamos en el exterior y no hay una cueva donde guarecernos, nos tumbaremos en una zanja. Si no hay nada mejor nos tumbaremos boca abajo lo más pegados al suelo posible y nos arrastraremos en busca de un refugio sólido, como unas rocas.
  • Si el ojo del huracán pasa por encima de nosotros se producirá un periodo de calma que puede durar de unos minutos a más de una hora. Si nuestro refugio es sólido, no lo abandonemos, pues el viento volverá a soplar de nuevo con la misma fuerza, esta vez en dirección opuesta.
Actuación en accidentes y catástrofes III:
Tornados
Los tornados son un fortísimo remolino de viento que se puede producir cuando una columna de aire desciende desde la base de las nubes al haberse calentado el aire de la superficie. El diámetro del remolino en el suelo no suele tener más de 25 ó 50 metros, pero puede girar a velocidades de más de 600 km/h, por lo que son tremendamente destructivos y aspiran hacia arriba todo lo que encuentran a su paso. Se desplazan a velocidades que rondan los 60 km/h y su sonido, parecido al de una peonza, se puede oír a decenas de kilómetros de distancia. La diferencia de presión entre el interior y el exterior de un edificio cuando pasa un tornado puede hacer que este reviente y se desmorone.
Medidas
· Si observamos que las nubes comienzan a girar y a descender en forma de embudo, a visaremos por teléfono a la policía local o a protección civil o al servicio meteorológico; pero no les hagamos perder su tiempo pidiéndoles explicaciones, busquemos refugio.
· Buscaremos refugio en la construcción más robusta que encontremos. Los sótanos y vestíbulos interiores en la planta baja de los edificios suelen ser los más seguros. Hay quien ha sobrevivido al paso de un tornado refugiándose bajo un puente, en uno de los extremos, donde las vigas se hunden en la tierra y forman una especie de cueva.
· En los sótanos, nos protegeremos arrimándonos a las paredes exteriores, que son más sólidas.
· Si no hay sótano buscaremos la habitación interior más sólida y nos refugiaremos bajo algún mueble robusto, como un sillón grande tumbado boca abajo.
· Debemos cerrar bien las ventanas y puertas del lado por el que se aproxima el tornado para evitar que este se lleve el techo. Si abrimos las del lado opuesto evitaremos que reviente nuestra casa por la diferencia de presión.
Actuación en accidentes y catástrofes IV:
Inundaciones
La mayor parte de las inundaciones se deben al desbordamiento de ríos, embalses, etc. debido a fuertes lluvias, pero también pueden venir provocadas por maremotos, huracanes, roturas de presas naturales y artificiales.
Hay que desconfiar de las precipitaciones fuertes y persistentes tras un largo periodo de sequía, pueden ser el preludio de inundaciones. Las zonas más peligrosas suelen ser los valles, pero no hay que olvidar que las lluvias torrenciales también pueden arrastrar tierra, fango, rocas, troncos por las laderas de las montañas, especialmente si éstas han sido deforestadas por el hombre, privando a la tierra de su soporte natural. Las inundaciones también pueden afectar a zonas que no han sufrido las lluvias.

Obtener agua potable puede ser un problema tras una inundación. Se debe recoger la de la lluvia y hervir cualquier otra antes de consumirla. La comida es más fácil de conseguir, pues los animales también buscarán las zonas altas. Hay que evitar la proximidad de los animales grandes, que podrían herirnos presas del pánico.
Medidas

Quien viva en un valle, costa u otra área propensa a las inundaciones debe informarse de la altura de su casa respecto al nivel normal de las inundaciones.
o Hay que conocer el camino más rápido y seguro para llegar a la zona alta y segura más próxima
o Si la inundación es pequeña, se pueden apilar sacos o bolsas de arena o tierra en puertas y ventana para evitar en lo posible la entrada de agua. Si la inundación es muy grande es inútil, e incluso contraproducente en caso de tener sótanos, ya que la diferencia de presión entre en interior y el exterior de las paredes puede reventarlas. Es incluso más apropiado inundar el sótano nosotros mismos con agua limpia para igualar la presión.
o Si hay tiempo, es apropiado trasladar el mobiliario a los pisos superiores, guardar también todo tipo de mobiliario y artefacto exterior que pueda arrastrar la corriente, cortar la corriente eléctrica y el gas, y hacer acopio de provisiones de agua y alimentos. No tocar instrumentos eléctricos con el cuerpo mojado.
o Si estamos en un edificio sólido o si la inundación nos sobreviene por sorpresa se debe subir a los pisos superiores o, en su caso, al tejado, si es seguro. En el tejado hay que atarse a la chimenea u otro elemento suficientemente sólido. Si el tejado es inestable o el agua sigue subiendo habrá que improvisar algún tipo de balsa, utilizando cuerdas o sábanas.
o En caso de tener que desplazarnos en busca de un lugar seguro, no debemos cruzar un charco o corriente de agua si no estamos seguros de que el agua no superará el nivel de nuestras rodillas o del centro de las ruedas si vamos en coche, en cuyo caso circularemos en primera y muy despacio para evitar que el motor de para al mojarse. Los frenos mojados perderán mucha de su efectividad.
o Los puentes que han quedado por debajo del nivel del agua pueden haber sido arrastrados por la corriente. Mucho cuidado si tratamos de cruzarlos.
o Tras la inundación, los cimientos de los edificios pueden haber quedado dañados. Mucho cuidado al volver a entrar en las casas porque podría existir riesgo de derrumbe.
o Cuando se retiran las aguas aparece el riesgo de epidemias debido a la putrefacción de los cadáveres. Hay que quemar los cadáveres de los animales. De los de las personas probablemente se harán cargo las autoridades, si no es así habrá que enterrarlos.

EL AGUA

El agua

En una situación de supervivencia, después de tratar a los heridos, la búsqueda de agua suele ser la necesidad más apremiante.

Si carecemos de agua nuestras esperanzas de vida se cifran en torno a los dos días en el desierto y a algo más de una semana en climas frescos.

La cantidad de agua que necesitamos depende de la temperatura y humedad ambiental y de la actividad física que desempeñemos, pero nunca será menos de 2 litros diarios. En un desierto necesitaremos 10 ó 12 litros para llevar una actividad normal.

Encontrar agua

En las zonas templadas no suele ser difícil encontrar cursos de agua. En las zonas secas y desérticas la cosa puede complicarse más. Escarbar en los lechos secos de ríos o arroyos da a veces buenos resultados. Los cúmulos de vegetación en un determinado lugar son indicativos de existencia de agua. En los terrenos calcáreos podemos buscar en el interior de las grutas. Los animales también necesitan beber; observar sus desplazamientos a primera hora de la mañana o última de la tarde puede darnos pistas de dónde se encuentra el agua. Determinadas plantas, que varían según la zona geográfica, sólo crecen donde hay agua.

En caso de que no encontremos ninguna fuente de agua aún podemos aprovechar la de la condensación que se produce incluso en los desiertos improvisando un destilador.

Necesitaremos un plástico de 2 x 2 m. y un cubo u otro recipiente para recoger el agua. Un tubo de plástico para beber sin desmontar el destilador es también muy útil. Con este sistema podemos obtener entre 0,5 y 1 litro de agua al día.

Hay que cavar un hoyo en cuyo fondo colocaremos un recipiente que recibirá el agua de la condensación que se produce en las paredes del plástico con que cubrimos este hoyo. Una piedra en el centro del plástico conducirá las gotas hasta el cubo. El destilador será más efectivo si introducimos plantas en el agujero para aprovechar su humedad.

Peligros

En muchas zonas del globo, especialmente en el tercer mundo existe un riesgo alto de intoxicación al consumir agua, bien sea por contaminación bacteriana, bien por ingerir parásitos con ella. También en el primer mundo existe cierto riesgo al consumir agua de arroyos que discurren entre prados sometidos a abonos con purines, altamente contaminantes.

El consumo de aguas contaminadas puede producir enfermedades como fiebre tifoidea, cólera o disentería, además de otros trastornos provocados por parásitos que podemos pillar no sólo al beber, también al bañarnos en aguas estancadas y contaminadas.

No se debe beber agua salada, su concentración en sal es tan alta que colapsa los riñones y provoca la muerte entre fuertes dolores. Tampoco se debe beber orina y no debemos olvidar que las sabias de aspecto lechoso de muchas plantas son, con frecuencia, venenosas.

Purificar el agua

Si existe riesgo de contaminación hay que purificar el agua con alguno de estos métodos y esperar al menos una hora antes de consumirla.

Pastillas potabilizadoras: Es el método más práctico y efectivo 100%. Consiste en añadir al agua pastillas purificadoras. Estas liberan iones de plata que acaban con los gérmenes, previenen de nuevas infecciones y no producen daño alguno aunque se rebase la dosis. Se venden en cajas con un número variable de pastillas según sea cada pastilla para purificar 1, 5 ó 20 litros de agua. Podéis encontrarlas con facilidad en tiendas de montaña, también en Internet.

Yodo: Para desinfectar el agua con tintura de yodo usaremos unas 10 gotas por litro. La coloración tarda un rato en desaparecer.

Lejía: La lejía deja un sabor poco agradable en el agua. Usaremos de 4 a 6 gotas por litro.

Ebullición: Hervir el agua no termina con todos los gérmenes (el de la hepatitis, por ejemplo, resiste la ebullición), pero acaba con la mayor parte de ellos y con todos los parásitos. Hay que hervirla durante unos 10 minutos. En este caso se puede beber en cuanto enfría.

Filtrando el agua

En ocasiones, la única agua que podremos conseguir será la que se encuentre estancada en charcos, sucia por el barro. Antes de beberla, y sin olvidarse del aspecto de la purificación, debemos clarificarla para eliminar las partículas en suspensión.

La manera más sencilla es dejarla reposar varias horas en un recipiente, y después, con un tubo de plástico o el tallo hueco y flexible de una planta (por ejemplo un nenúfar) traspasarla a otro recipiente situado en una posición más baja.

También se puede filtrar usando varias capas de tejidos o con arena limpia, ayudándonos de un filtro improvisado con un pedazo de caña de bambú, cuyo extremo, agujereado, taponaremos con unas briznas de hierba.

ORIENTACIÓN SIN BRÚJULA

ORIENTACION SIN BRUJULA

Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son, probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el cielo despejado.

Método del reloj

Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar, que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en horario oficial de verano y una hora menos en invierno.

En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria (la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra "12" del reloj se encuentra siempre el sur.

En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra el norte.

Por las estrellas

Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.

En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte. Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.

En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el sur.

Por el sol

La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada.

Por la luna

La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente". Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.

Con la sombra de un palo

Si clavamos un palo en el suelo, marcamos el extremo de la sombra, dejamos pasar quince minutos y volvemos a marcar el nuevo extremo de la sombra, al unir estos dos puntos, la línea que obtenemos nos indicará el este y el oeste (el primer punto el oeste y el segundo el este). Al trazar una perpendicular tendremos el norte y el sur. Este sistema sólo nos permite tener una referencia aproximada. Cuanto más tiempo dejemos pasar entre la primera y la segunda marca y más próximos nos encontremos la mediodía, más aumentará su precisión.

Existe otro método más preciso, pero limitado al mediodía.

Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm. y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá haciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el sur.

Signos naturales

Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.

En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.

También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.

Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo.

CONSTRUIR UN REFUJIO

Construcción de un refugio
La función principal del refugio es protegernos de los peligros de medio ambiente. Un calor extremo puede producir un síncope o un golpe de calor; por el contrario, el exceso de frío produce hipotermias y congelaciones. En las zonas pantanosas nos pueden devorar los mosquitos y si nos calamos hasta los huesos mientras dormimos podemos coger una pulmonía, aparte de la incomodidad, la ausencia de descanso y el golpe contra nuestra moral que esto supone.
Un buen refugio, además de protegernos de los elementos anteriores, proporciona comodidad, seguridad y firmeza psicológica.
El tipo de refugio que construyamos dependerá de nuestras necesidades, del tiempo que vamos a permanecer en ese lugar y de las herramientas de las que dispongamos. Siempre deberíamos incluir en nuestro equipaje al menos una buena navaja, un cuchillo de monte y una lámina de plástico de 2x2 metros o similar que ocupa y pesa poco y nos proporciona un techo impermeable. Si el peso no importa, también podemos incluir un hacha pequeña o un machete.
Emplazamiento
Evidentemente, buscaremos en lo posible un lugar seco y al abrigo del viento, lejos de aguas estancadas o pantanos para evitar que nos devoren los mosquitos, aunque una fuente cercana o un pequeño curso de agua sería ideal.
Es aconsejable, para minimizar los riesgos, huir de las orillas de los ríos, pues puede sorprendernos una crecida, incluso en tiempo soleado, por la rotura de una presa formada de manera natural a causa de la acumulación de ramas, como sucedió no hace mucho en un camping español, que quedó arrasado en cuestión de pocos minutos. La gente murió dentro de sus vehículos y caravanas, que fueron arrastrados por la fuerza de la corriente. Lo mismo se puede decir de los cauces secos de los ríos, que con una tormenta pueden convertirse en torrentes antes de que nos demos cuenta.
También se desaconseja acampar bajo los árboles por el riesgo de que nos caiga una rama encima. Reconozco que yo me salto esta norma con frecuencia, pues los árboles protegen del rocío. Si decides hacer como yo, fíjate bien que no tenga ramas secas que supongan un riesgo pata ti. Evita también los lugares con peligro de desprendimiento de rocas o riesgo de aludes de nieve.
Es importante prestar atención a los alrededores para no darnos cuenta, una vez terminada nuestra construcción, de que tenemos un hormiguero o un avispero como vecinos.
Tipos de refugios
Vehículo
Si nos encontramos en una situación de supervivencia real por haber sufrido un accidente y nuestro vehículo aún está habitable, puede constituir un buen refugio. De lo contrario prestemos atención al material que lleva dentro y que podría servirnos. Los periódicos son un buen aislante; si disponemos de ellos utilicémoslos para cubrir las ventanas y protegernos mejor del frío. Si necesitamos hacer fuego y no disponemos de cerillas ni mechero podemos empapar con gasolina un trozo de tela, de papel, de esponja de los asientos, etc. y hacer chispas sobre él cruzando los terminales de la batería. Si quemamos o añadimos aceite de motor al fuego conseguiremos un humo negro y denso excelente para hacer señales.
Refugios naturales
Son refugios cuya construcción requiere poco o ningún esfuerzo por nuestra parte. Se improvisan en hendiduras y oquedades de rocas, cuevas, formaciones del terreno y de la vegetación. Una hendidura en una pared rocosa que nos proteja de la lluvia y el viento y no ofrezca riesgos de desprendimientos es ideal. Sólo tendremos que preocuparnos de construir un lecho seco y confortable.
Refugios improvisados
Son los que construimos con los materiales que encontramos en la naturaleza o que llevamos en nuestro equipaje.
Refugio con una lámina de plástico
Si disponemos de una lámina de plástico suficientemente grande podemos improvisar un refugio tendiendo una cuerda entre dos árboles y colocando la lámina como una tienda de campaña clásica. En los extremos envolveremos unas piedras que luego sujetaremos con unas orquillas de madera o las anudaremos y las afirmaremos con cuerdas y piquetas improvisadas con unos palos de madera resistente. Si cavamos una zanja alrededor evitaremos que nos anegue el agua en caso de tormenta.

Refugio con un bote salvavidas

Un bote salvavidas vuelto del revés y elevado por un lateral con ayuda de unos palos constituye un refugio excelente.
Cobertizo
Es probablemente el más clásico de los refugios de supervivencia. Utiliza un armazón de madera, pero si utilizamos uno o dos árboles como columnas nos ahorraremos mucho trabajo y el refugio ganará en solidez. En climas fríos utilizaremos un fuego para calentarnos y un reflector de troncos detrás para aprovechar mejor el calor. Por ello es importante tener en cuenta la dirección del viento si no queremos terminar ahumados. El techo lo cubriremos de materia vegetal. En algunas zonas es fácil encontrar grandes hojas con las que construir un techo impermeable ensamblándolas a modo de tejas. También se pueden improvisar tejas con trozos de corteza. Si no, un techo de hierba seca y paja, si es lo suficientemente grueso, también nos proporciona cierta impermeabilidad.

Refugio con un árbol caído

Hay que cortar algunas ramas para hacer una oquedad en la copa caída. Es un refugio acogedor y, si el árbol es frondoso, nos protegerá del viento, pero no de la lluvia.
Refugio con soporte de ramas en forma de A
Es otro refugio clásico y que ofrece mayor abrigo que el cobertizo. Se construye con un armazón de palos que adoptan la forma de una tienda de campaña canadiense tradicional o de una A. Se cubre con una capa de hojas grandes a modo de tejas, y por encima de éstas una capa de hierba, hojarasca, ramas que no perforen las tejas para evitar que el viento nos levante el techo.

Refugio de tronco

Es un tipo de refugio únicamente apropiado para pasar cortos periodos de tiempo porque no suele ser muy cómodo, a no ser que el tronco posea un gran diámetro. Consiste en un sencillo cobertizo que se realiza apoyando una serie de ramas sobre un tronco caído y cubriéndolas con los materiales indicados anteriormente.
El lecho
Es una parte fundamental de nuestro refugio. Debe de ser blando, seco, horizontal y caliente (excepto en el desierto, que será fresco). Esto lo lograremos escogiendo bien el emplazamiento (huir de zonas con humedad), quitando los palos y piedras que pueda haber en el suelo, y aislándonos bien de éste con hojarasca, helechos, ropa, etc.
Construcción de un refugio II
(Refugios para condiciones especiales)
Desiertos cálidos
La función del refugio en el desierto es protegernos del sol y del calor. Otros factores importantes son las tormentas de arena y las, en ocasiones, frías temperaturas nocturnas.
Se recomienda enterrarse en la arena para minimizar las pérdidas de agua y protegerse del sol. También podemos cubrirnos con una tela de paracaídas si disponemos de ella.

Para construir un refugio o desplazarse escójanse las horas más frescas del día, al amanecer o al atardecer.
La temperatura suele ser varios grados más baja a unos centímetros por debajo del suelo, por lo que excavaremos un hoyo que cubriremos con una tela o el material del que dispongamos y que nos ofrezca sombra.
Zonas frías y de montaña
Cuando el frío se acerca a valores extremos, el refugio se convierte en el elemento del que dependerá nuestra supervivencia, y su construcción pasa a ser la principal prioridad.
No debemos olvidar que el viento agrava los efectos negativos del frío.
El propósito fundamental del refugio en zonas frías es retener nuestro calor y el producido por otras fuentes de calor que podamos emplear. Para eso es necesario que no haya corrientes de aire y que el refugio no sea grande en exceso. Un refugio pequeño es más caliente y da menos trabajo que uno grande.
Cueva de nieve
Después del iglú, probablemente sea el mejor refugio para zonas frías. Se necesita una pala u otro utensilio improvisado (un plato, un palo...) con el que cavar donde haya nieve amontonada. Debe excavarse una cueva pequeña (cuanto más grande más dificil será de calentar) con un lecho a unos 40 cm por encima del nivel del suelo y, si se desea, también podemos añadir una plataforma para cocinar con un hornillo 30 cm más alta. No debemos olvidarnos de practicar un agujero de ventilación en la parte de arriba y otro en el bloque de hielo o nieve compactada que sirva de puerta. La pala debe guardarse dentro por si es necesario utilizarla para salir por la mañana. Encendiendo una simple vela en el interior de este refugio conseguiremos que la temperatura aumente varios grados.
Trinchera
Si no existe suficiente nieve para excavar una cueva, se puede hacer una trinchera y cubrirla con bloques de nieve compactada o el material que se tenga a mano.
Cobertizo
En las zonas donde no hay mucha nieve y tenemos madera abundante, podemos construir un cobertizo clásico con el lado inclinado apuntando en la dirección del viento. Haremos un fuego y colocaremos un reflector de troncos o piedras que refleje el calor hacia nosotros.
Iglú
Es el mejor refugio contra el frío. Sin embargo requiere de un previo aprendizaje de la técnica, de herramientas, (como mínimo un cuchillo) y de varias personas para realizarlo. Sólo merece el esfuerzo si vamos a pasar bastante tiempo en ese lugar.
Selva tropical
Debido a la gran abundancia de insectos, todo el que se disponga a atravesar una selva debería incluir en su equipaje una tela mosquitera. Una hamaca es ligera y aísla del suelo. Si no disponemos de ella quizá tengamos material con el que improvisarla (tela de paracaídas, una manta, etc...) Un techo sobre nuestra hamaca o nuestro lecho nos protegerá de la lluvia.
El refugio con soporte de ramas en forma de A es muy indicado para protegernos de la lluvia
Plataforma con tela mosquitera
Este refugio nos aísla del suelo y nos protege de insectos. Si se le añade un techo nos protegerá además de la lluvia. El lecho lo cubriremos con hojas de palmera u otra materia vegetal.

LA MOCHILA

LA MOCHILA

La mochila es quizá el artículo que más se use, desde aquellas pequeñas que se llevan a todos lados hasta las grandes y sofisticadas para expediciones. Pero no todas son iguales y la elección de una depende de la actividad y de otros factores. Como usuario, uno tiene que observar sus características antes de adquirir una.
La mochila forma parte de ese material que conviene escoger con especial cuidado. Una mochila mala o un modelo inadecuado no sólo puede amargarnos la vida, sino que incluso puede afectar a nuestra salud. Cuanto más cerca del eje del centro de gravedad corporal se encuentre el centro de carga, más fácil será transportarla.

Este hecho influye en la forma y el sistema de suspensión de la mochila y también en la manera de distribuir la carga en su interior: los objetos más pesados hay que guardarlos cerca de la espalda y arriba (zona de hombros), y las piezas más ligeras se colocarán en la zona periférica e inferior. Para comprenderlo mejor, basta con imaginarse la forma de los cestos de transporte de los porteadores en Nepal, o la de los arcaicos macutos de madera que se utilizaban en los valles alpinos.

Una mochila de alpinismo tiene que estar fabricada con un material que cumpla con unas exigencias mínimas de calidad en cuanto a la resistencia del tejido y las costuras, tener unas hombreras suficientemente acolchadas y anatómicas que puedan regularse al caminar, y disponer de varios compartimientos con cierre de cremallera para guardar utensilios.

A partir de unos 45 litros, aproximadamente, es aconsejable que la mochila disponga de un cinturón lumbar acolchado que permite trasladar la carga desde los hombros hasta la cadera: para volúmenes más pequeños basta con un cinturón lumbar más sencillo.

Sistemas de espalda

Las mochilas que se apoyan directamente sobre la espalda, aunque no tienen armadura, siempre deben tener una espalda acolchada para dar mayor estabilidad y confort. En algunos modelos esto se consigue con la incorporación de una colchoneta de gomaespuma que puede ser extraíble o no.

Este tipo de mochilas anatómicas se ajustan estrechamente a la espalda y son especialmente adecuadas para la escalada, el esquí de travesía o esquí alpino fuera de pista, o el ciclismo.

Las mochilas de gran capacidad (las denominadas mochilas de trekking), con un volumen que va desde 50 hasta 70 litros, aproximadamente, o incluso más, deben estar equipadas con una armadura ligera, estable y anatómica. La mejor solución la ofrecen unas pletinas de aluminio extraíbles y deformables (los viejos tubos no son flexibles).

Dado que hay espaldas cortas y espaldas largas, el sistema de espalda debe ser de altura ajustable.
Las mochilas con armadura rígida exterior —las canadienses— se pueden considerar anticuadas para la mayoría de los usos.

Por su elevado peso y el hecho de estorbar mucho y limitar la movilidad en las actividades de montaña, su uso queda restringido a las actividades en terrenos no montañosos. Son adecuadas, sin embargo, para transportar cargas pesadas, como, por ejemplo, en expediciones o en porteo de víveres a refugios muy accesibles, o para todas aquellas actividades en las que es necesario transportar objetos abultados que no caben dentro de una mochila y que por ello tienen que sujetarse en la parte exterior. También para tirar de un trineo (expediciones en Groenlandia, Alaska, etcétera) ofrecen algunas ventajas.

Las mochilas de senderismo deben estar equipadas, preferentemente, con un armazón ligero incorporado y disponer de uno o varios compartimientos exteriores. Capacidad: de 20 a 45 litros, aproximadamente.

Las mochilas de día o day pack se pueden encontrar en muchas versiones: para ir al colegio, para excursiones urbanas, para esquiar o montar en bicicleta, etcétera, y a menudo ofrecen numerosos detalles funcionales. Por desgracia, abundan en el mercado los modelos a precio de ganga que tienen una calidad más que dudosa. Sin embargo, también las mochilas de día deben cumplir con unas mínimas exigencias en cuanto al confort y la funcionalidad, es decir, tener una espalda reforzada, hombreras acolchadas, cinturón lumbar, bolsillos o compartimentos incorporados y un material suficientemente resistente.


Cómo cargar la mochila



Sistema de ventilación de la espalda

Es imprescindible que la mochila permita una buena ventilación de la espalda para no retener el calor y el vapor de agua que se produce al sudar, y evitar así un exceso de acumulación de calor que no sólo sería molesto, sino que también se autopotenciaría debido al efecto de sauna. Pero son pocos los fabricantes que se toman en serio el detalle de una espalda bien ventilada. En el caso de las mochilas para senderismo, la solución más fresca es una malla tensa y separada de su espalda algo curvada (aircomfort). En las mochilas que se ajustan a la espalda es un acolchado de material especial que expulsa la humedad (aircontact). Existen también otros sistemas de ventilación, pero con una eficacia que a menudo deja mucho que desear.

Otras características y detalles funcionales

Las hombreras deben ser anatómicas, así como tener anchura suficiente y un buen acolchado en la zona de hombros. Una correa pectoral aumenta la estabilidad en el porteo, lo que es de especial relevancia en el caso de las mochilas de gran capacidad o las mochilas para esquí.

Hasta un volumen de 40 litros, aproximadamente, el cinturón lumbar puede ser más básico (en las mochilas para escalada es preferible que sea desmontable). En las mochilas de mayor capacidad, el cinturón lumbar debe ser ancho y acolchado, puesto que tiene la función de trasladar la carga desde los hombros a la cadera. Es preferible que el acolchado consista en dos capas para que no sea demasiado blando.

Compartimento de seta o tape: facilita un acceso rápido a los utensilios más pequeños, tales como crema solar, gorro, cámara fotográfica, etcétera.
Compartimiento en el interior de la seta: sirve para guardar documentos importantes u objetos valiosos (se ubica habitualmente en dicho lugar).

Los bolsillos o compartimientos exteriores laterales son muy útiles, siendo ideales para las mochilas de senderismo. En cambio, en las mochilas para escalada son un estrobo. Una buena solución la ofrecen los bolsillos incorporados ocultos que se pueden sacar en caso de necesitarlos. Existen también como accesorios para las mochilas de gran capacidad.

Un detalle imprescindible son las anillas funcionales portamaterial para sujetar piolets, crampones, bastones, etcétera. Se desaconsejan las cintas o correas cosidas que con frecuencia estorban más que ayudan. Son suficientes las anillas de sujeción en las que se fijarán correas regulables según necesidad.

En cuanto a la impermeabilidad, no existe ningún tejido para mochilas que sea totalmente impermeable. Para conseguir un grado de impermeabilidad aceptable (hasta una columna de agua de 1,000 mm como máximo), el tejido debe tener un revestimiento interior de entre una y tres capas. Hay que distinguir entre revestimientos/resinados de PU (poliuretano), acrílico y PVC. El primero es el habitual en las mochilas para las actividades de montaña; el tejido de revestimiento de PU es blando y tacto suave; el revestimiento acrílico es más barato, pero el tejido tratado así tienda a arrugarse, y los tejidos con recubrimiento de PVC son muy gruesos, pesados y prácticamente impermeables, se utilizan sobre todo en mochilas baratas.

De todos modos, cualquier revestimiento envejece con el tiempo. Con el uso, el tejido se endurece y se deteriora la capa de recubrimiento, lo que significa que con el tiempo disminuye su impermeabilidad. Para tener una protección segura contra la humedad, existen las fundas de nailon.

Es de especial importancia el peso de la propia mochila. Obviamente, el material cordura, que es más resistente, pesa más que el nailon para mochilas. Pero existen también importantes diferencias en el peso debido al tipo de construcción que utilizan los fabricantes.

Tomado de Ediciones Desnivel, de: Pit Schubert y Pepi Stückl. Montaña y seguridad. Técnicas de aseguramiento y material. Ediciones Desnivel, Madrid. 2007. 219 páginas. ISBN: 978-84-9829-093-6. Páginas 25-28

ORIENTACION

ORIENTACION

Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son, probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el cielo despejado.

Método del reloj
Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar, que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en horario oficial de verano y una hora menos en invierno.
En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria (la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra "12" del reloj se encuentra siempre el sur.
En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra el norte.
Por las estrellas
Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.
En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte. Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.
En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el sur.
Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada.
Por la luna
La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente". Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.
Con la sombra de un palo
Si clavamos un palo en el suelo, marcamos el extremo de la sombra, dejamos pasar quince minutos y volvemos a marcar el nuevo extremo de la sombra, al unir estos dos puntos, la línea que obtenemos nos indicará el este y el oeste (el primer punto el oeste y el segundo el este). Al trazar una perpendicular tendremos el norte y el sur. Este sistema sólo nos permite tener una referencia aproximada. Cuanto más tiempo dejemos pasar entre la primera y la segunda marca y más próximos nos encontremos la mediodía, más aumentará su precisión.
Existe otro método más preciso, pero limitado al mediodía.
Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm. y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá haciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el sur.
Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.

Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo.


Puntos de referencia para orientarse.

La orientación es una de las técnicas más elementales para ir a la montaña y sin embargo está rodeada de mitos. ¿Es posible reducir todo lo que nos dicen a pocos conceptos para poder entender mejor?
La orientación consiste en conocer tres elementos:
  • Saber dónde estamos
  • Saber adónde vamos
  • Elegir el mejor camino entre ambos puntos
Eso es todo. Por supuesto, cuando desconocemos el lugar donde estamos, es difícil reducirse a estos tres puntos. El mundo se muestra mucho más amplio de lo que era en nuestra mente. Así que el principal problema consiste en unir esos dos puntos y ya. ¿Cómo hacerlo si no conozco el sitio?

Primero que nada, hay que identificar el lugar en el que estamos. Esto es muy sencillo pues usamos puntos de referencia. En la vida cotidiana, estos “puntos” son tan comunes que ni nos damos cuenta de que existen: las calles por las que diariamente transitamos, los edificios, un muro, un letrero o una tienda comercial. Como en la montaña no existe esto, habrá que buscar otros: una monte, una roca, un árbol o un río. Estos puntos son los más buscados pues no se mueven y dan así una sensación de seguridad tan parecida a lo que estamos acostumbrados. Para esto, es mejor que el punto elegido no se mueva, que sea visible y fácilmente identificable desde lejos. De otra forma, es fácil confundirse.

Sin embargo, los puntos de referencia también pueden moverse e incluso no verse claramente: el sol, la luna y las estrellas se mueven, el viento y las mareas pueden cambiar de dirección. Incluso el norte magnético es invisible y sólo por medio de la brújula sabemos hacia dónde está ubicado. Hay gente que incluso se orienta en base al vuelo de las aves: han aprendido a usar un punto de referencia que poca gente conoce. Los caucheros de la península de Yucatán podían orientarse en la selva a puro “rumbo”, con sólo ver desde la copa de un árbol alto, bajaban y caminaban por días hasta llegar adonde querían. Esto no es magia, por supuesto. Es sólo que ellos aprendieron a usar otros puntos de referencia que son difícilmente identificables aun por la gente que vive en la selva.

Pese a esto, cuando se habla de orientación, se piensa de manera inmediata en el mapa y la brújula. Ambos son excelentes instrumentos con los que se puede lograr una orientación muy precisa con errores mínimos que también pueden ser detectados. Sin embargo, si no se tiene práctica en la búsqueda de puntos de referencia, cualquier instrumento será inútil. Lo más importante de todo método de orientación es buscar algo que nos sirva como punto de partida para poder volver a él o saber qué tan lejos se está. De otra forma, no se está haciendo nada.

La orientación es, sobre todo, el ejercicio de la visión y de la imaginación. Con la vista localizamos todos los puntos que vamos a usar y la imaginación logra unir punto tras punto hasta el grado de hacer un pequeño bosquejo del lugar en el que estamos, algo similar a un mapa tan esquemático como el que se traza rápidamente en un papel para indicar el lugar donde se realizará una reunión o fiesta a la que uno es invitado. Todos hemos tenido uno de esos papeles en la mano y si no conocemos la zona, estaremos bastante confundidos al principio y es hasta llegar al lugar donde uno empieza a encontrar los lugares indicados: el supermercado, la avenida principal donde está el semáforo, etc.

Todo eso se logra hacer con la imaginación: hacer un mapa mental de la zona. Con esto tenemos un paso ganado en la orientación. Al mencionar los tres puntos en los cuales se basaba la orientación cometí deliberadamente una omisión: antes de hacer cualquier movimiento, uno debe explorar la zona circundante hasta conocerla y luego moverse hasta el borde, donde se vuelve a explorar, y así sucesivamente. No se trata de unir dos puntos entre sí, sino de reconocer ir ampliando poco a poco el conocimiento del terreno sobre el que estamos. Así, descubrimos primero nuestra propia casa, luego la calle, después la ciudad, el país, el mundo. Es así de sencillo: puntos de referencia.

De esta forma, lo que es preciso para orientarse es:
  • Saber dónde estamos
  • Saber adónde vamos
  • Elegir el mejor camino entre ambos puntos
  • Buscar continuamente puntos de referencia
  • Explorar la región (pequeña o amplia) en la que estamos antes de movernos
Si se hace de esta forma, es difícil que uno llegue a estar perdido. A lo más, puede tardar un poco más de tiempo en llegar a su objetivo, pero llegará de seguro.

La brújula.

La pequeña aguja magnética cuyo uso descubrieron los chinos es un aparato completamente fiable para orientarse en la naturaleza. Sólo hay que saber usarlo y ponerlo en práctica.
En el hombre y en los animales todos, la orientación es una forma de conocer el mundo a partir de puntos ya conocidos. Es un instinto que tenemos ya desde recién nacidos y que se puede observar en los niños pequeños cuando buscan un objeto que se perdió de su vista porque algo se cruzó y lo ocultó. En la ciudad, el trazo generalmente cuadrado de las calles hace que el hombre se sienta muy limitado, sobre todo porque parece que sólo se moviera en un plano, es decir: en un mundo de sólo dos dimensiones (porque además, la llegada de los elevadores y las escaleras eléctricas hacen que el movimiento vertical se anule casi por completo) y de esta manera ese instinto de orientación está sumamente reducido.

¿QUÉ ES?
La orientación, vista de esta manera, es el conjunto de técnicas necesarias para que el hombre pueda moverse en un espacio tridimensional a partir de puntos de referencia específicos. Es necesario remarcar la importancia de esta tridimensionalidad, pues es precisamente este cambio de un mundo cotidiano de dos dimensiones a otro de tres el que hace sentir a la gente que es muy simplicado moverse y orientarse en el campo. A rasgos generales, se distinguen dos tipos de orientación: la artificial o con instrumentos elaborados por el hombre, y la natural, donde se utilizan todos los elementos que nos proporciona el medio. Precisamente este último tipo de orientación es el que ha perdido el hombre de la ciudad.

¿EN QUÉ CONSISTE?
En responder tres preguntas básicas:
  • ¿Dónde estamos?
  • ¿Adónde vamos?
  • ¿Cuál es el camino más corto?
El último punto necesita una explicación aparte: en los cursos de orientación que doy, la gente entiende generalmente como “camino más corto” aquel que siga la línea recta pues todos saben que la distancia más corta entre dos puntos es precisamente ésa. Hay que recordar que en el campo difícilmente podremos encontrar como “mejor camino” una recta. Tal nombre se aplica a aquel camino que ofrezca las menores dificultades y, de ser posible, con amplia visibilidad; es decir: el “camino más corto” es en realidad el “mejor camino”. Es precisamente este punto el más difícil de resolver en la práctica.


ORIENTACIÓN ARTIFICIAL
La división de la orientación entre “natural” y artificial” sirve sólo para señalar el uso o no se elementos fabricados por el hombre para orientarse; aunque no deja de ser arbitraria, es bastante útil. ¿Qué elementos ha creado el hombre para orientarse?
  • Mapas
  • Brújulas
  • Astrolabio
  • Octante
  • Sextante
  • GPS (de las siglas en inglés: Global Position System: Sistema de Posición Global)
  • Otros
Tocaremos sólo los dos primeros como los más esenciales. Es necesario aprender y dominar su uso para estar orientados en todas las disciplinas de las actividades que se realizan fuera de las ciudades. Si se dominan, con el tiempo se puede rescatar gran parte del sentido de orientación, aunque no todo.

¿QUÉ ES LA BRÚJULA?
Inventada por los chinos, la brújula no es más que una aguja imantada que responde al campo magnético de la Tierra. Por supuesto, es la brújula más sencilla pero las actuales tienen diferentes partes específicas que evitan muchos errores de
medición debidos al factor humano. La más completa pero sencilla es de la marca Silva, que se usa para las competencias de “orientacionismo” en Europa. Es ligera, sencilla y de fácil uso. Aquí hablaré de este tipo de brújula porque es más sencillo explicar todo el procedimiento de esa forma, pero si no se tiene a la mano este tipo, cualquiera será suficiente para aprender y únicamente se tendrán que hacer algunas pequeñas adaptaciones a lo aquí explicado.

PARTES DE LA BRÚJULA
Las partes son:
  • Base de plástico
  • Anillo giratorio graduado
  • Aguja magnética
  • Flecha orientadora y sus líneas auxiliares
  • Punto de lectura
  • Flecha de dirección de viaje y sus líneas auxiliares

BASE DE PLÁSTICO
Todo el cuerpo de la brújula está sostenido por una base de plástico resistente y transparente. Ahí están las demás piezas y generalmente uno olvida que la base está ahí. Tiene por sí misma sus privilegios, como una a tres escalas de medición y a veces una lupa, pero, sobre todo, la flecha de dirección de viaje. Es importante que la base sea transparente para que permita ver el mapa sin dificultad.

ANILLO GIRATORIO
La parte más notoria en la base de plástico es un cilindro aplastado. Sobre él hay un anillo giratorio que tiene divisiones cada determinada distancia y que completan un círculo de 360 grados, lo que convierte a esta escala en un transportador que puede medir ángulos. Las brújulas estándar tienen una división mínima de dos grados y son lo suficientemente buenas como para hacer viajes de mediana longitud sin muchas correcciones. Es preferible que la brújula tenga esta división lo más pequeña posible para evitar errores adicionales. Existen brújulas con división de cinco grados que se pusieron de moda de un día al otro, quizá sólo por ser un poco más baratas. Sencillamente no sirven en la mayoría de los casos en que deben ser usadas porque arrojan un error de medición demasiado alto.

AGUJA MAGNÉTICA
Dentro del cilindro está la aguja magnética, inmersa en aceite para que el movimiento de inercia sea frenado lo más rápidamente pero sin detener el avance de la aguja. Como ya dijimos, la aguja es la parte más importante de toda la brújula pues aún si se rompe toda la base y el cilindro, se puede usar, aunque con muchas más dificultades.


FLECHA ORIENTADORA O LIMBO
La flecha orientadora está también dentro del cilindro pero por debajo de la aguja magnética. Generalmente es una doble línea que semeja una gran flecha, con la punta señalada claramente por tres líneas que pretenden ser movimiento continuo. A los lados de esta flecha hay líneas que son paralelas a esta flecha y que son auxiliares.

PUNTO DE LECTURA
En la parte superior del cilindro, sobre la numeración de las divisiones mínimas del transportador, existe un punto, generalmente de color blanco. Ahí se realizará cualquier lectura que se haga con la brújula.

FLECHA DE DIRECCIÓN DE VIAJE
Es una línea que atraviesa la mayor parte de la base de plástico y termina con una flecha sencilla. A sus lados también hay líneas auxiliares, pero diferentes de la flecha orientadora.

¿QUÉ ES LO QUE MIDE UNA BRÚJULA?
Este aparato mide ángulos horizontales con respecto a una línea que es fija: la línea magnética de la Tierra. La parte roja de la aguja se dirigirá a la parte norte del campo magnético mientras la blanca se dirigirá al sur. Es muy importante remarcar que la brújula no apunta al norte, sino que sigue las líneas magnéticas. Lo que mide, entonces son ángulos horizontales con respecto a la línea magnética en la que estemos.

LÍNEAS MAGNÉTICAS
El magnetismo terrestre no es constante en toda la superficie. Se altera por yacimientos de minerales y masas de agua, por ejemplo. Si quisiéramos cortar una manzana con gajos que siguieran la forma de estas líneas, no tendríamos formas simétricas, sino bastante irregulares. Hay dos tipos de líneas magnéticas: las agónicas [de a, privativo, y gonos, ángulo: sin ángulo] y las isogónicas. En las primeras la parte roja de la aguja magnética apunta exactamente al norte geográfico y al mismo tiempo al norte magnético porque están alineadas. Sólo existen dos. En las líneas isogónicas la parte roja de la aguja magnética
apunta exclusivamente al norte magnético.

LA ROSA DE LOS VIENTOS
La llamada “Rosa de los Vientos” es una representación que surgió de la marinería y representa básicamente los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste) y los otros cuatro que hay entre ellos. Este forma de orientarse es útil en rasgos generales y se sigue usando, pero si se quiere tener más precisión, se usa un método numérico. Por supuesto, la Rosa de los Vientos abarca todo un círculo, por lo que puede ser dividido en grados, y todas las subdivisiones de éstos.

Cuando se usa esta forma de orientarse, a cada una de las direcciones que se marca o se dirige uno, se le llama azimut o lectura azimutal. Como la numeración parte del norte y crece hacia el oriente, los azimutes para los puntos cardinales son norte (N), 0 o 360ª; este (E), 90º; sur (S), 180º; oeste (W), 270º. El oeste no tiene como letra representativa la O para evitar confundirse con un cero y así se le pone la W, de la palabra alemana e inglesa para designar al mismo punto: “West”.

FORMA DE USAR LA BRÚJULA
Debe mantenérsela en la palma de la mano, con la flecha de orientación de viaje apuntando directamente hacia el frente, lo mismo que uno. La mejor posición es a la altura de la cintura pues de ese modo se evita el error de paralaje creado por los ojos. Cuando la aguja magnética se estabilice en una posición, el disco graduado debe girarse de tal manera que la punta de la flecha orientadora esté directamente debajo del extremo rojo de la aguja magnética.

TIPS ÚTILES PARA USAR LA BRUJULA
  • Colocarla justo a nivel de la cintura
  • El frente del cuerpo debe mirar en la misma dirección que la Flecha de dirección de viaje
  • La brújula no debe estar inclinada
  • Alejarse de cuerpos metálicos o electrificados
  • Quitarse el reloj de pulsera (sobre todo si es electrónico) al usarla

EJERCICIOS PARA SU USO
En el papel se puede trazar una figura geométrica en base a un transportador y eso no nos causa ningún problema. Sin embargo, al tratar de trazar esa misma figura geométrica con una brújula (que no es a fin de cuentas más que otro transportador) empiezan a surgir problemas que en realidad son aparentes. Para solucionarlos en una práctica sencilla es necesario “dibujar” un triángulo sobre una superficie plana de gran extensión. Se hace de la siguiente forma:
  • Se dirige la flecha orientadora hacia el azimut cero, es decir, al norte magnético.
  • Se traza una línea de caminata hacia ese punto indefinido que marca la aguja.
  • Se camina por esas línea rectas por una distancia determinada. Digamos: unos veinte pasos.
  • Al terminar de caminar esa distancia, se le suman 120 grados al azimut que se ha seguido.
  • Se repite la misma distancia: 20 pasos y después se vuelven a sumar 120º a la segunda lectura para caminar por tercera vez 20 pasos.
Si se ha hecho todo bien, al finalizar el ejercicio la persona debe estar exactamente en el mismo punto en que comenzó. Para saber si esto es cierto, es recomendable dejar una moneda o piedra pequeña en el sitio de partida. La habilidad de quien haga este ejercicio depende de la constancia y de que encuentre los errores que comete cada ocasión que realice el ejercicio.

ELEMENTOS PARA MEJORAR EL EJERCICIO
  • En la línea que se va a caminar: elegir un punto visible al cual dirigirse. Si esto no es posible, ubicar puntos que sirvan de referencia y que eviten una desviación.
  • Al caminar: dar los pasos con la misma longitud de zancada. Generalmente todos comenzamos con una zancada larga y después aminoramos. También damos pasos más largos con una pierna que con otra.
  • No mirar continuamente la brújula, sino la superficie sobre la cual se camina. Este es uno de los errores más frecuentes, pues la gente olvida que al moverse hacia un lado o al otro, la aguja sigue marcando al mismo punto.
  • Al cambiar de dirección: dar el giro con todo el cuerpo y no sólo con la brújula.
  • Evita hacer este ejercicio en lugares donde haya alumbrado público o edificios altos, pues están electrizados y desvían a la aguja.
  • Por supuesto, cuando alguien puede hacer correctamente este ejercicio, podrá seguir trazando cualquier figura geométrica con la brújula. La siguiente en dificultad es un cuadrado, luego un rectángulo, un pentágono, un hexágono y posteriormente una figura irregular. El ejercicio es algo tedioso al principio, pero está elaborado precisamente para mejorar el uso de la brújula, que es el primer paso, y muy importante, para orientarse con ella.