PONTE EN FORMA HACIENDO PILATES
miércoles, 25 de marzo de 2009
EMPEZAMOS A CAMINAR Y A RODAR
El pasado fin de semana empezamos hacer una pequeña experiencia ,prueba de ello, resultó ser maravillosa, por como salió todo. Tambien sirvió para ver como tenía la pierna después de tanto tiempo inactivo.
Risas caracajadas y aventura para cruzar un pequeño riachuelo que por la falta de experiencia alguien se cayó en él, pero tubo la rapidez y la astucia de que tan solo se mojó los pies, anédotas a parte, el día fue estupendo y con ganas de volver a repetirlo.
GRACIAS A TODOS LOS BICYOCIO POR EL DÍA "EL LLANERO SOLITARIO"
lunes, 16 de marzo de 2009
POR FIN SALE EL SOL
Ave Fénix o Phoenicoperus, como lo conocían los griegos, es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que volvía a renacer de sus propias cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta Egipto, en el norte de África.
El mito del Ave Fénix, alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más Allá, pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria. Fue citado por los sacerdotes egipcios de Heliópolis, el griego Heródoto, los escritores latinos Plinio el Viejo, Luciano, Ovidio, Séneca y Claudio Claudiano, o los cristianos Pablo de Tarso, el Papa Clemente de Roma, Epifanio o San Ambrosio.
En el Antiguo Egipto se le denominaba Bennu y fue asociada a las crecidas del Nilo, a la resurrección, y al Sol. El Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, y la inmortalidad. Según el mito, poseía varios dones, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas.
Para Heródoto, Plinio el Viejo y Epifanio de Salamina, esta sagrada ave sólo existía en Egipto y cada quinientos años aparecía en la ciudad de Heliópolis, llevando sobre sus hombros el cadáver de su padre, a donde este iba a morir, para depositarlo en la puerta del templo del Sol.
Según la leyenda cristianizada, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.
Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.
Para San Ambrosio, el ave Fénix muere consumida por el Sol, convertida en cenizas de las que renace, después de arder su cuerpo, como un pequeño animal sin miembros, un gusano muy blanco que crece y se aloja dentro de un huevo redondo, como si fuera una oruga que se vuelve mariposa, hasta que dejando de ser implume se transforma en un águila celeste que surca el firmamento estrellado.
UN PASEO POR CANENCIA
lunes, 9 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
MONASTERIO DE PIEDRA
Monasterio de Piedra, sorprendente y desconocido para muchos
A algo más de 100 kilómetros de Zaragoza, dirección Madrid, nos encontramos con un lugar increíble por su belleza natural dentro de un paraje donde el agua reina a sus anchas, un rincón de Aragón desconocido para muchos y que a todos deja con la boca abierta. Este lugar es el Monasterio de Piedra, en la localidad de Nuévalos, a tan solo un par de kilómetros del centro de la misma.
Una de las muchas cascadas del Monasterio de Piedra
El Monasterio de Piedra es uno de esos lugares que se puso a mi paso sin yo buscarlo y que logró encandilarme de una forma que no imaginaba. Se trata de un paraje natural de increíbles cascadas, grutas de cientos de metros e imágenes indescriptibles en un perfecto estado de conservación y donde se mezcla la mano del hombre con la de la naturaleza.
El Monasterio de Piedra es sin duda un lugar idóneo para disfrutar con toda la familia de un día de campo en un paraje espectacular, o simplemente realizar senderismo por una ruta marcada y que nos lleva por un sinfín de cascadas a cada cual más sorprendente. ¡No olvide ropa cómoda, calzado deportivo, agua y, dependiendo de la época, buenas prendas de abrigo, ya que el lugar es bastante fresco!
El lugar recibe este nombre de un antiguo Monasterio que hoy día es un hotel rural de gran belleza y que posee ruinas de lo que fuera en su día la iglesia del mismo, además de numerosas salas en las que se realizaban diferentes labores relacionadas con la elaboración de vino y chocolate, ya que presume de ser el primer lugar de todo el viejo continente donde se fabricó este precioso alimento venido desde las Américas.
La visita al Monasterio es bastante ilustrativa, no está mal, pero sin duda el verdadero atractivo de este lugar es su Parque Natural, un lugar para disfrutar de todo un día, de varios kilómetros de longitud que nos lleva entre árboles centenarios de gran altura
numerosas cascadas a cada cual más sorprendente, cavernas construidas bajo piedra en la que podemos tocar las paredes húmedas que filtran el agua, miradores que nos permiten disfrutar de la visión de la caída del agua, un maravilloso río, el conocido como el “lago del espejo” , una completa piscifactoría y, como no, lo más sorprendente y maravilloso de todo:
una gruta bajo la cascada llamada “cola de caballo” de película, uno de esos lugares que sólo pensamos que existen en países exóticos hasta que nos damos cuenta que en este rincón de Aragón también podemos encontrarlo.
Es un increíble lugar que nos invita a la tranquilidad, a la fotografía y el disfrute de los elementos. Bajo el rumor de la cascada que deja entrar la luz del exterior, una zona que se antoja prehistórica donde las gotas filtradas por la tierra y la roca caen como una lluvia creando un pequeño lago subterráneo. Junto a él, un pequeño pasillo nos permite llegar hasta lo más profundo de la gruta para observarla en toda su magnitud. Y para salir de ella hay que atravesar la montaña por una extensa cueva donde el agua se filtra creando un ambiente muy húmedo y oscuro, algo maravilloso.
Tanto si se decide pasar unos días en los alrededores de Zaragoza como si tan solo se va a pasar por allí desde Madrid, el Monasterio de Piedra, en Nuévalos, es un lugar que merece una visita, no lo dudes. En los alrededores podrán encontrar Calatayud, una pequeña ciudad con un casco antiguo también precioso; y por supuesto el embalse de La Tranquera, que invita a realizar más de una foto desde los diferentes miradores de la zona. Las carreteras son comarcales desde Calatayud hasta el Monasterio, y tras visitarlo hay que volver a Nuévalos para regresar a la autovía, pero merece la pena reservar un día para este rincón donde el agua ha decido instaurar su reino.
¡Esto sí que es una Expo del Agua!